Estrés


 La primera respuesta frente a un agente estresante, estrés agudo, es la activación del eje hipotálamo-hipófiso-adrenal (HHA) con el consiguiente aumento del cortisol que a corto plazo da una respuesta metabólica aumentando la neoglucogénesis y la resistencia insulínica, elevación de la presión arterial y la preparación del sistema inmunitario para contrarrestar un posible agente patógeno.

En condiciones de estrés se priorizan los sistemas indispensables para la supervivencia, lo que explica que la reproducción sea inhibida.




El estrés ha sido entendido como un estímulo generador del malestar o como la respuesta que se genera frente a ellos. Sin embargo, su definición más aceptada se ha desarrollado a partir del modelo transaccional, la cual implica entenderlo como un proceso, en el cual pueden identificarse estímulos desencadenantes, el proceso de valoración del individuo, cambios fisiológicos, respuestas comportamentales y emocionales que aparecen como consecuencia.
Las alteraciones en el sueño, en una sociedad que ha perdido varias horas de descanso, llevan a una situación de estrés crónico que refuerza aún más las alteraciones de inmunidad en detrimento de la inmunidad celular.

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